I PARTE
JACQUES OFFENBACH
Obertura de La bella Helena
FRANCIS POULENC
Concierto para dos pianos en Re menor
II PARTE
HECTOR BERLIOZ
Sinfonía Fantástica, Op.14
JACQUES OFFENBACH | 200 AÑOS
HECTOR BERLIOZ | 150 AÑOS
Prensa Teatro Colon - Octubre 2019
Las pianistas brindaron una lucida lectura de Francis Poulenc junto a la OFBA
Francis Poulenc siempre fue un hombre de contrastes. "Mi obra es la yuxtaposición de lo profano con lo sagrado", declaró en alguna oportunidad.
En su concierto para dos pianos y orquesta fue donde tal vez jugó con más libertad con los contrarios, y también con la convivencia de citas estilísticas de diferentes compositores: desde Mozart hasta Stravinski, pasando por Debussy y Ravel.
El concierto parece escrito especialmente para las hermanas francesas Katia y Marielle Labèque, capaces de articular con la mayor gracia el deslizamiento entre la rusticidad y la exquisitez que propone el compositor francés Francis Poulenc. Ambas se presentaron nuevamente en el escenario del Teatro Colón; una, vestida de negro, y la otra de blanco, como las dos fuerzas fundamentales opuestas y complementarias de la filosofía oriental. El yin y el yan. Una, apolínea; y la otra, dionisiaca. Cada una tan virtuosa como la otra, juntas desprenden una energía vibrante.
Las pianistas realizaron una potente actuación de la obra, en total empatía con la alegría chispeante y el espíritu de libertad de Poulenc.
Aunque la orquesta bajo la dirección de Enrique Diemecke imprimió un espíritu más sosegado con respecto al impulso rítmico de las solistas, la articulación vital del primer movimiento, con el juego de temas y motivos inquietos, no se diluyó. Las pianistas tocaron como un organismo en el episodio de serenidad translúcida, también dentro del primer movimiento, que se escuchó con un colorido deslumbrante. La textura y color orquestal fue más definido en este episodio, y también en el mozartiano movimiento central, donde la sinergia entre las hermanas fue preciosa.
Los rasgos humorísticos y alegres del comienzo volvieron en el movimiento final. Los cambios de humor y sonoridad de las solistas le dieron al cierre una efervescencia especial.
Las hermanas agradecieron las ovaciones con un bis, una encantadora versión de El Jardín encantado, último número de Mi madre la oca, de Maurice Ravel.
Katia y Marielle Labèque en el Colón: una potente interpretación de una obra escrita a su medida
Sala Teatro Colón, martes 29, Ciclo Colón Contemporáneo
"Precisión y gracia supremas"
Las hermanas francesas Katia y Marielle Labèque se presentaron en el Colón Contemporáneo con un llamado programa “minimalista” (“Minimalist Dream House”), un modo de denominar a una corriente de la música norteamericana ...La corriente es característicamente norteamericana, aunque el programa tuvo como principal foco de interés el estreno continental de un músico británico, Thom Yorke (el líder de Radiohead): Don’t Fear the Light, para dos pianos, electrónica y sintetizador.
La obra de Yorke, que abrió la segunda mitad del concierto, está dividida en tres partes y presenta, en principio, dos aspectos relevantes: el interés de los materiales armónico-melódicos, que se desarrollan sobre una antiquísima matriz que podría rastrearse hasta John Dowland (1563-1626), y la calidad de la “orquestación” pianística; la primera parte revela una superposición de planos muy sutil; la segunda tiene forma de preguntas y respuestas entre un instrumento y otro; en la tercera se agrega un sintetizador que proyecta sonidos casi organísticos en el registro medio-grave a la manera de unos pedales armónicos.
De cualquier modo, Don’t Fear the Light, fue lo más atractivo del concierto junto con El Chan (2018), la pieza de Bryce Dessner presentada en la apertura del programa (Dessner es popularmente conocido como guitarrista de la banda The National). El título de la pieza remite a un ser de la mitología mexicana, un monstruo de la laguna o, más precisamente, del Charco del Ingenio que se abre entre los cañones de San Miguel de Allende, en Guanajuato. La pieza tiene también sus resonancias misteriosas e inquietantes, especialmente en el cuarto de sus siete movimientos, Ballade d’Allende. Es una obra cambiante. Por momentos los dos pianos se transforman en un gran instrumento reverberante; en otros la oposición toma la forma de un duelo virtuosista que las hermanas Labèque desarrollan con precisión y gracia supremas.
Si toda ejecución es un hecho performático, difícilmente haya algo más visualmente performático que un dúo de pianos; en principio, por la sola y prometedora imagen de dos pianos enfrentados ; y a esa primera imagen especular en este caso se suma una segunda, la de las dos hermanas, además de todo especialmente agraciadas.
El compositor y guitarrista David Chalmin se sumó al dúo en su pieza Distant Places; una composición para dos pianos, guitarra eléctrica y electrónica en la que a pesar de las distancias sugeridas por el título todo corre por la misma banda, casi como una composición por triplicado. El programa se completó con tres piezas de Glass: dos para piano solo (Estudio N° 18 y The Poet Acts, sobre una misma secuencia armónico-melódica) y otra para dos pianos (Four Movements For Two Pianos), todo escrito en calculadísimas dosis de easy listening y virtuosismo instrumental.
LA NACION
Alejandro Lingenti - 9 de octubre de 2019
Las hermanas Labèque estrenan en el Colón una pieza de Thom Yorke
Los fans acérrimos de Thom Yorke deben prestar atención a esta noticia: esta noche se estrena en Argentina Don't Fear The Light, la primera pieza clásica compuesta por el líder de Radiohead. Será puntualmente a las 20 en la sala principal del Teatro Colón, con la interpretación de dos prestigiosas pianistas francesas, las hermanas Katia y Marielle Labèque, que completarán el repertorio de esa velada con obras de otros tres grandes autores contemporáneos: Philip Glass, Bryce Dessner y DD Chalmin.
Famosas internacionalmente por la energía y la asombrosa sincronización de sus duetos, las hermanas Labèque editaron en 2013 Minimalist Dream House, un álbum doble destinado a celebrar las obras de los pioneros de la música minimalista y sus sucesores. Pero a lo largo de su extensa carrera también han abordado una gran variedad de estilos: música barroca, clásica, romántica, impresionista y contemporánea; rock, jazz y electrónica. Colaboraron con compositores como Pierre Boulez, György Ligeti, Olivier Messiaen y Luciano Berio. La oportunidad para verlas en acción se extiende al jueves 31, cuando interpretarán, como solistas invitadas de la OFBA, el concierto para dos pianos y orquesta de Francis Poulenc, con dirección del maestro mexicano Enrique Diemecke.
La pieza escrita por Yorke fue un encargo especial de la Philharmonie de París, el Auditorium-Orchestre National de Lyon, el Barbican Centre de Londres y la Elbphilharmonie de Hamburgo para las pianistas francesas. El popular músico británico venía de cosechar elogios por el trabajo que hizo para la banda sonora de la discutida remake de Suspiria (Darío Argento, 1977) que estrenó el año pasado el italiano Luca Guadagnino.
El estadounidense Philip Glass es uno de los pioneros del minimalismo y alcanzó fama mundial con la banda sonora de Koyaanisqatsi (1982), un notable film experimental producido por Francis Ford Coppola. Bryce Desssner se hizo conocido como guitarrista de The National, grupo de rock alternativo de Cincinatti, pero también viene trabajando hace años en el terreno de la música contemporánea. Y DD Chalmin es un compositor, productor y multiinstrumentista francés que colaboró con estrellas como Madonna y Rufus Wainwright.
El desembarco de las hermanas Labèque se produce en el marco del programa Colón Contemporáneo. "Queríamos armar un repertorio que funcionara como homenaje a Philip Glass, uno de los más grandes compositores estadounidenses. De algún modo, artistas como Thom Yorke, Bryce Dessner y DD Chalmin representan una continuación del movimiento minimalista que Glass comenzó con Steve Reich y Terry Riley en los años 60", explica Katia, quien considera al minimalismo como una de las últimas revoluciones importantes en el mundo de la música clásica.
"Repentinamente, estos artistas renunciaron al lenguaje de música contemporánea que venía de la Escuela de Darmstadt para volver a las raíces del ritmo y la melodía -apunta-. Fue un gran riesgo en ese momento, realmente tuvieron un gran coraje. Nosotras mismas hemos tocado muchísima música contemporánea: Messiaen, Boulez, Ligeti, Berio... Pero también tenemos un lugar en nuestros corazones para el minimalismo".
Criadas en en un ambiente en el que la música tenía un valor muy especial, las hermanas Labèque atesoran grandes recuerdos de su época de formación. "El primer contacto con la música que me conmovió fue en casa, cuando mi madre tocó en el piano 'Fantaisire Impromptu' de Chopin. Fue mágico", revela Katia. Unos años más tarde, ella y Marielle ingresaron al Conservatorio de París, se graduaron como pianistas solistas y muy pronto decidieron explorar el repertorio de dúo. Empezaron con Les Visions de l'Amen, de Messiaen. "La dificultad es muy grande porque primero tenés que dominar tu instrumento, pero también necesitás aprender a respirar de a dos. Con mucha frecuencia, los dúos de piano son muy esquemáticos, muy rígidos. Se nota el temor a no sonar coordinado", resalta Katia. En su opinión, tanto la técnica como la intuición juegan un rol importante para el buen desempeño de un pianista: "No podés tener técnica sin intuición, y tampoco podés tener intuición si no tenés la técnica necesaria para expresarla", sintetiza.
De la música argentina, Katia dice conocer "muchos músicos asombrosos, tanto populares como clásicos: Astor Piazzolla, Carlos Gardel, Aníbal Troilo, Osvaldo Golijov. O Gonzalo Grau, quien hizo un arreglo fantástico de La Pasión según San Marcos de Golijov que saldrá el año que viene en un CD de la London Symphony Orchestra dirigida por Simon Rattle. Es una obra para dos pianos, dos percusionistas y orquesta. Ojalá algún día podamos presentarla en Buenos Aires. Y Argentina es también un país con pianistas maravillosos, como Martha Argerich y Silas Bassa, un artista joven que además es un gran compositor".
Tiempo de Musica - Maximo Impacto
Cuando uno asiste a un concierto de Katia y Marielle Labèque es una experiencia bien particular. Ya sea junto a una orquesta sinfónica o en un recital solista, se tiene la sensación que su interpretación, sea la obra que sea, posee un magnetismo sonoro y visual fascinante. Uno en una primera impresión las ve físicamente casi idénticas, pero en los mínimos detalles puede encontrar las diferencias: Katia es más extrovertida en su toque, Marielle es más contenida. El cruce de miradas entre las hermanas, mientras tocan, es mínimo, pero fundamental para generar una unión musical perfecta.
Esa idea de mínimas diferencias que generan un máximo impacto está también en la música minimalista, estética surgida en la década de 1960 en los Estados Unidos, inspirada en el movimiento plástico de la época. “Hay claros paralelos entre las notas lineales cuasi geométricas y predecibles de Philip Glass y Steve Reich con las líneas geométricas claras y las simples ilusiones ópticas de Frank Stella o Sol LeWitt”, escribe el estudioso Kyle Gann.
La repetición y las grandes dimensiones temporales son las características más estereotipadas de esa estética musical, sobre todo de las primeras obras compuestas por Terry Riley, La Monte Young o Philip Glass. Para aprehender más el fenómeno de esa música uno debería agregar otras características: armonía estática —la mayoría de la música minimalista tiende a quedarse en un acorde o moverse de un lado para otro entre un repertorio de acordes—, proceso aditivo —las obras minimalistas tienden a comenzar con un patrón básico repetido y se va alargando sumándole notas, medidas o frases, o ralentando patrones existentes—, ritmo regular, influencia de culturas no occidentales —un componente universal del minimalismo, por su afinidad con la repetición y estatismo armónico—, estructura audible —su estructura está directamente en la superficie, sin secretos y es perfectamente escuchada—, e instrumentación estática —el concepto de “todos tocando al mismo tiempo” a la manera ritual, en contra del paradigma clásico europeo de timbres destacados, unos sobre otros—. Con ese espíritu casi ritual, los dos pianos de Katia y Marielle Labèque abordarán su recital solista en la Sala Principal del Teatro Colón este martes 29 de octubre a las 20.00 en el marco del ciclo Colón Contemporáneo.